Desde hoy en Madrid, Andalucía, Extremadura y Murcia y a partir del 6 de enero en el resto de España comienzan las rebajas. Dicen que este año la crisis ha obligado a los comerciantes a tirar la casa por la ventana: necesitan vender más porque la campaña de Navidad ha ido por debajo de lo esperado, de manera que vamos a poder disfrutar de mayores descuentos.
Sin embargo, que haya mayores gangas no significa que podemos olvidar la recomendación básica antes de ir de rebajas: hay que comprar con cabeza. Un truco que a mí siempre me ha funcionado es el de hacerme un presupuesto previo antes de salir de casa y no llevar más dinero del que nos hemos marcado como tope. Es decir, hacer todo lo posible para no gastar más euros de los que nuestra economía nos permita.
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Lo malo de las rebajas es que todos tendemos a visitarlas cuando acaban de empezar, es decir, a principios de enero. Esos días, gastamos sin mirar demasiado en la cartera, porque aún tenemos la nómina o cualquier otro ingreso mensual reciente. Y, sin embargo, si no tenemos cuidado con cuánto nos cuestan los productos rebajados, podemos llegar a mitad de mes ahogados.
Por eso, es conveniente mirar la previsión de gastos que tenemos para enero e incluir ahí la cantidad que queremos gastarnos. No hace falta pensar en si lo necesitamos o no, simplemente decidir cuánto podríamos gastarnos. Si al verlo sobre el papel nos damos cuenta de que esa cantidad puede hacernos sufrir a final de mes, sin paños calientes: hay que recortar gastos. Ya llegarán épocas mejores y todos los años hay dos temporadas de rebajas.
Ahora bien, imaginemos que, aún habiendo hecho salimos con intención de gastar sólo 60 euros, pero, al llegar a las tiendas, vemos varios productos que nos interesan y que suman, en total, más de 75 euros. La reacción normal, en ese caso, es decir: "Bah, por quince euros no pasa nada". Sin embargo, como hemos visto en frío, esos 15 euros sí que tienen su importancia.
Para evitar las tentaciones de la compra impulsiva, el consejo básico es no sacar más dinero que el que te quieras gastar. Por supuesto, para que funcione nuestra táctica habrá que dejar las tarjetas en casa, pero evitar también las monedas sueltas o los billetes de cinco euros. Si nos queremos gastar 60 euros y sólo llevamos esa cantidad, no hay riesgo de sobrepasarla. Parece una verdad de perogrullo y, de hecho, lo es, pero no hay nada más infalible para controlar los gastos. Eso sí, la (breve) frustración de saber que no te vas a poder algo que tiene un precio que te gusta no te la quita nadie.
En Ahorro Diario | Cuando las compras por impulso se convierten en un problema